Un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo Ef 4, 5
Fruto de las conversaciones entre el Coordinador de la Comunidad Apostólica Fronteras Abiertas y el presidente del Consejo de Obispos y Arzobispo Primado de la Open Episcopal Church podemos anunciar que desde hoy: Nuestra iglesia la CAFA firma un acuerdo de amistad con la OEC.
El Acuerdo nos ayudara a peregrinar a ambas iglesias juntas en el deseo de construir el Reino.
Ambas somos iglesias con vocación de vivir un Evangelio auténtico y original, desprovisto y libre de condicionamientos y añadidos que lo desnaturalizan. Por ello, somos organizaciones inclusivas, que queremos acoger y servir a todos, incluidos aquellos a quienes la sociedad, y hasta otras denominaciones eclesiales, se atreven a juzgar, rechazar y hasta excomulgar.
Seguimos rezando por la Unidad de todos los cristianos estableciendo puentes y eliminando barreras. Una maravillosa noticia.
Un años mas los cristianos de todas las confesiones estamos llamados a orar por esa unidad perdida. Unidad que nos lleve a, tras ver su estrella, ir a adorale. El pueblo de Dios, guiado por pastores que no se merecía, mal alimentado en su fe, cayó, en lo que siempre sucede cuando no es atendido como Dios quiere, en la búsqueda de refugios artificiales como la superstición, el sentimentalismo religioso, las devociones vacías, la rutina esterilizante, consecuencias todas ellas de la ignorancia más radical. Es el momento de recuperar al Resucitado como centro de nuestras comunidades, recordando que, al comienzo de todo, como desencadenante de nuestra fe, lo que encontramos no es una doctrina, una institución, un cuerpo moral o una liturgia, sino una experiencia: el encuentro con Jesús, crucificado por entregar su vida a la causa de los últimos, pero resucitado por Dios como fuente de vida y esperanza para todos. Cuando se debilita esta comunión con el Resucitado, las comunidades cristianas corren el riesgo de centrarse en sí mismas, buscar sus propios intereses y sustituir, en definitiva, el cimiento ya puesto que es Cristo por otras realidades. Es posible entonces caer en lo que T. Lorenzen llama “la cautividad eclesiológica del Espíritu”. Porque la diferencia es también algo que llevamos dentro. Es también lo que todavía no ha sido escuchado profundamente, mirado, acogido. Es una posibilidad por estrenar en la danza de la vida entendida como relación e interdependencia. Por tanto, la diversidad no es una amenaza para la comunión, sino justo su condición. Dios es una realidad viva en el arco iris de la humanidad y del cosmos y no una verdad estática encerrada en un dogma. Como afirma Paniker la verdad es siempre relacional y cada ser humano y cultura es una fuente ontónoma de auto comprensión. El mundo, la vida, el misterio en el que somos, nos movemos y existimos (Hch 17, 28) no puede ser completamente visto e interpretado a través de una única ventana. En ninguna parte se construirá la vida tal como la quiere Dios si no es liberando a los pobres de su miseria. Ninguna confesión será bendecida por Dios sino busca justicia para ellos. Esto es buscar el reino de Dios: poner las religiones y los pueblos, a las culturas y las políticas, mirando hacia los últimos y trabajando por su dignidad.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que manifiestes en nosotros la abundancia de tus misericordias y hagas desaparecer las divisiones entre los cristianos, para que tu Iglesia aparezca como signo luminoso ante los pueblos, y el mundo, iluminado por tu Espíritu, crea en el Cristo que nos enviaste. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Tras la firma ayer del Acuerdo por parte de la ICE: David John Kalke, arzobispo primado y por parte de la CAFA: Francisco Javier Izquierdo de la Rosa, coordinador; se hacia realidad un deseo que nacía el pasado mes de mayo y que se maduro y fraguo en la V Asamblea de Comunidades de la CAFA celebrada el pasado mes de octubre en Zaragoza con la presencia de Juan Carlos Rodríguez Gámez, vicario episcopal de la ICE en España. El Acuerdo consta de seis puntos que nos ayudaran a peregrinar a ambas iglesias juntas en el deseo de construir el Reino.
Ambas somos iglesias con vocación de vivir un Evangelio auténtico y original, desprovisto y libre de condicionamientos y añadidos que lo desnaturalizan. Por ello, somos organizaciones inclusivas, que queremos acoger y servir a todxs, incluidxs aquellxs a quienes la sociedad, y hasta otras denominaciones eclesiales, se atreven a juzgar, rechazar y hasta excomulgar.